6371 - 11/12/15
ÁREA DE ETNIAS
“Una meta de evangelización inculturada, será siempre la salvación y
liberación integral de un determinado pueblo o grupo humano, que fortalezca su
identidad y confíe en su futuro específico, contraponiéndose a los poderes de
la muerte, adoptando la perspectiva de Jesucristo encarnado, que salvó al
hombre desde la debilidad, la pobreza y la cruz redentora. La iglesia defiende
los auténticos valores culturales de todos los pueblos, especialmente de los
oprimidos, indefensos y marginados, ante la fuerza arrolladora de las
estructuras de pecado manifiestas en la sociedad moderna” “Entre evangelización
y promoción humana – desarrollo, liberación – existen efectivamente lazos muy
fuertes. Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que
evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales
y económicos. Lazos que de orden teológico, ya no se pueden disociar el plan de
la creación del plan de la redención que llega hasta situaciones muy concretas
de injusticia, que hay que combatir, y de justicia que hay que restaurar.
Vínculos de orden eminentemente evangélico, como es el de la caridad: en
efecto, ¿como proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia
y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre? Nos mismos lo
indicamos, al recordar que no es posible aceptar “que la obra de evangelización
pueda o deba olvidar las cuestiones extremamente graves, tan agitadas hoy día,
que atañen a la justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el
mundo. Si esto ocurriera, sería ignorar la doctrina del evangelio, acerca del
amor hacia el prójimo que surge o padece necesidad” (Cfr. DSD N° 243 y EN N°31)