Fernando Rodríguez Pulido Vereda Chaparrito / Puerto Concordia –Meta

Un campesino y
vaquero, que ha pasado su vida, trabajando la tierra, y la ganadería; hoy el y
su comunidad, se ven involucrados en pleitos jurídicos por cuenta de las
tierras y sus usos en el departamento.
“Desde el año 2000
llegué a la vereda chaparrito, con un trabajo como hacendado, mi esposa y yo
ahorramos nuestros sueldos durante 6 meses, con lo que pudimos comprar una finca
acá en la vereda, ese mismo año. Hay que decir, que en esa época, los terrenos
por acá eran baratos; porque el acceso era muy complicado; podía uno demorarse
hasta tres días en el desplazamiento hasta Villavicencio. Hoy, se han avaluado
mucho, porque con la carretera nueva, estamos a casi 5 horas, eso les facilita
las cosas a los inversionistas.
Entonces, en el año
2005, cuando nos dirigimos al INCODER, para adquirir nuestros documentos
públicos, nos dimos cuenta que esta tierra le pertenecía a otras personas; el
ENCORA (que hasta el año 2003 fue la entidad encargada; hoy conocida como
INCODER), les habían adjudicado a otras personas entre el año 96 y 98, sin
haber verificado que si estuvieran haciendo posesión de ella ni nada como lo dicen en los artículos, que una
persona debe haber vivido y/o trabajado el inmueble mínimo 5 años, para poder
tener titulación del inmueble.
En 2005, el INCODER
dijo que no se podía hacer título sobre título. Entonces la comunidad, que
somos más de 30 familias, iniciamos la batalla, comprobando que la titulación se
había hecho mal, pues no habían verificado, que las personas dueñas de las
tierras, vivieran, o tuvieran actividades allí. Pero, el problema, es que las
personas a las que se les adjudican las tierras tampoco vienen a reclamarlas.
Es hasta ahora que
un señor, que es palmicultor, vino y nos
presentó una titulación, como si alguien le hubiera vendido a ellos, y nos dijo
que teníamos que desocuparle las tierras. Si ese hombre compró, para él no era
un secreto la existencia de esta comunidad, el a pesar de todo nos dijo que él
tenía los papeles. Su exigencia era que le desocupáramos las tierras, pero
todos los vecinos les dijimos que no.
Él nos monta un
proceso, de que fuimos apoyados por unos paramilitares, y nos tiene ahora
demandados, porque no le desocupamos, lo que él considera que deben ser
solamente sus tierras.
Uno como campesino,
siempre queda con una dificultad ante un palmicultor tan grande como este, con
sus estudios y las capacidades de ellos frente al estado. Él nos tiene metidos
en un proceso, como si fuéramos unos delincuentes, y nosotros, no tenemos ni
siquiera con que defendernos, y estamos dependiendo de que el estado nos crea,
y crea en nuestras pruebas. Nosotros llevamos más de 15 años viviendo y trabajando
en estas tierras, no es justo que nos expropien por una persona que solo viene
a explotar y a sacar el agua.