Un campesino y vaquero, que ha pasado su vida, trabajando la tierra, y la ganadería; hoy el y su comunidad, se ven involucrados en pleitos jurídicos por cuenta de las tierras y sus usos en el departamento.

“Desde el año 2000 llegué a la vereda chaparrito, con un trabajo como hacendado, mi esposa y yo ahorramos nuestros sueldos durante 6 meses, con lo que pudimos comprar una finca acá en la vereda, ese mismo año. Hay que decir, que en esa época, los terrenos por acá eran baratos; porque el acceso era muy complicado; podía uno demorarse hasta tres días en el desplazamiento hasta Villavicencio. Hoy, se han avaluado mucho, porque con la carretera nueva, estamos a casi 5 horas, eso les facilita las cosas a los inversionistas.

Entonces, en el año 2005, cuando nos dirigimos al INCODER, para adquirir nuestros documentos públicos, nos dimos cuenta que esta tierra le pertenecía a otras personas; el ENCORA (que hasta el año 2003 fue la entidad encargada; hoy conocida como INCODER), les habían adjudicado a otras personas entre el año 96 y 98, sin haber verificado que si estuvieran haciendo posesión de ella ni nada como lo dicen en los artículos, que una persona debe haber vivido y/o trabajado el inmueble mínimo 5 años, para poder tener titulación del inmueble.

En 2005, el INCODER dijo que no se podía hacer título sobre título. Entonces la comunidad, que somos más de 30 familias, iniciamos la batalla, comprobando que la titulación se había hecho mal, pues no habían verificado, que las personas dueñas de las tierras, vivieran, o tuvieran actividades allí. Pero, el problema, es que las personas a las que se les adjudican las tierras tampoco vienen a reclamarlas.

Es hasta ahora que un señor, que es palmicultor, vino y nos presentó una titulación, como si alguien le hubiera vendido a ellos, y nos dijo que teníamos que desocuparle las tierras. Si ese hombre compró, para él no era un secreto la existencia de esta comunidad, el a pesar de todo nos dijo que él tenía los papeles. Su exigencia era que le desocupáramos las tierras, pero todos los vecinos les dijimos que no.

Él nos monta un proceso, de que fuimos apoyados por unos paramilitares, y nos tiene ahora demandados, porque no le desocupamos, lo que él considera que deben ser solamente sus tierras.

Uno como campesino, siempre queda con una dificultad ante un palmicultor tan grande como este, con sus estudios y las capacidades de ellos frente al estado. Él nos tiene metidos en un proceso, como si fuéramos unos delincuentes, y nosotros, no tenemos ni siquiera con que defendernos, y estamos dependiendo de que el estado nos crea, y crea en nuestras pruebas. Nosotros llevamos más de 15 años viviendo y trabajando en estas tierras, no es justo que nos expropien por una persona que solo viene a explotar y a sacar el agua.